No sabes lo que se puede echar de menos a alguien hasta que llega ese momento.
Ese momento lo cambia todo, no piensas en nadie más, darías lo que fuera por estar en otro sitio, cualquier sitio, pero con él. Ese deseo te quema por dentro porque sabes de sobra que no va a ocurrir, que pasarás toda la noche bailando, sonriendo, y alejando a "babosos borrachos" que sólo buscan las curvas de tu cuerpo para sentirse satisfechos esa noche.
Sin embargo, hay momentos joviales durante el tránsito de la noche, te desinhibes, saltas, cantas, gritas, bailas, y te subes a plataformas para sacar la fuerza que hay dentro de ti. Se llama juventud, y aún la tengo tanto de edad como de mente.
Ese momento lo cambia todo, no piensas en nadie más, darías lo que fuera por estar en otro sitio, cualquier sitio, pero con él. Ese deseo te quema por dentro porque sabes de sobra que no va a ocurrir, que pasarás toda la noche bailando, sonriendo, y alejando a "babosos borrachos" que sólo buscan las curvas de tu cuerpo para sentirse satisfechos esa noche.
Sin embargo, hay momentos joviales durante el tránsito de la noche, te desinhibes, saltas, cantas, gritas, bailas, y te subes a plataformas para sacar la fuerza que hay dentro de ti. Se llama juventud, y aún la tengo tanto de edad como de mente.
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