Johann Wolfgang Goethe

"Cuán insensato es el hombre que deja transcurrir el tiempo estérilmente."

Thursday, April 12, 2012

Soy de esas personas enamoradizas y exigentes consigo mismas y con los demás. Que se deja llevar por lo que siente cuando está segura de todo y que no le gusta dejar cabos sueltos.
El amor es algo indescriptible; una sensación tan placentera a la vez que desconcertante, que hace que pierdas la cabeza y el norte.
Ya no hay horarios, no hay obligaciones que te atormenten, todo parece fluir como un río lleno de caudales de felicidad que te mantienen en una nube.
Sin embargo, en el desamor, descubres que has estado perdiendo el tiempo porque ahora te queda lo peor. Y es olvidar a esa persona que compartió su vida contigo y ya no está.
El tiempo para enamorarse es inversamente proporcional al de olvidarse de él.
Llegó cuando menos lo esperabas y se fue cuando más le necesitabas.
Soy inestable, controladora, locuaz, perseverante, luchadora, intransigente, tolerante, anti-celos, confiada, inocente, cariñosa, perfeccionista... pero lo más importante, soy yo misma, le guste a quien le guste, sólo cambio de mí lo que no me aporta nada bueno.
Las mentiras, las verdades que duelen, la melancolía, el sufrimiento inservible pero tan fácil de llevar a cabo. Todo eso se me da muy bien.



Lo que he vivido me ha servido para hacerme más fuerte; si hablan de mí, es porque dejo huella.

Estoy en un momento en el que no siento amor, sólo deseo.
Enamorarme de nuevo no será fácil ya que mi armadura es de un metal que no se vende, se construye con la mente.
Lo que más me importa ahora es conservar a aquella gente que tanto me aprecia y me lo demuestra día a día; ser quien soy como hasta ahora, y si me preguntan y no quiero responder decir NO y punto. Se acabaron los rodeos.



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