Entre lagunas negras me topé con la conciencia; tan solitaria y aterrada por mi súbito abandono me dijo:
- Sois joven bella doncella, disfrutad de vuestra belleza e inteligencia. Han de llegar buenos presagios, y sólo llegarán cuando sepáis surcar estas aguas brunas, y vaguéis por el buen camino.
No supe qué responder, sin embargo, mis pupilas dilatadas dejaron asomar mis pensamientos.
- Tiene usted razón conciencia, pues, me he dejado llevar por emociones infames, y ahora soy consciente de la crueldad humana. Así es que, extiendo mi camino plagado de verde yerba y estrías que atravesar sin miedo.
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