El camino es lo que importa, no el destino.
Soy tan torpe que incontables veces he tropezado, y las que me quedan; pero el punto de partida ya está tomado, me dan igual las turbulencias. Me gusta el peligro, el riesgo y los momentos inesperados.
Los besos de despedida son los más intensos, pero los de llegada los más sentidos, y los que se dan durante el viaje, esos besos son los que hacen que se me ponga la piel de gallina cada vez que intento sentirlos de nuevo.
Soy tan torpe que incontables veces he tropezado, y las que me quedan; pero el punto de partida ya está tomado, me dan igual las turbulencias. Me gusta el peligro, el riesgo y los momentos inesperados.
Los besos de despedida son los más intensos, pero los de llegada los más sentidos, y los que se dan durante el viaje, esos besos son los que hacen que se me ponga la piel de gallina cada vez que intento sentirlos de nuevo.
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