Empiezo a querer té y a desterrar el café; me he aburrido de los granos molidos, de los espresso de media tarde, del Starbucks con su falso postureo.
Me gusta la sutileza y la sencillez de la bolsita de té, con su olor a menta y a miel.
Beber a sorbitos y saborear cada matiz, aglutinando su aroma.
Haces que lo difícil sea fácil; un día plomizo y lluvioso se convierte en el día de los besos húmedos.
Me abrazo a ti, y siento cómo se para el tiempo; a veces te miro y me pregunto qué tecla tocaste para que no cese de sonreír.
Por eso anoche sin querer, pedí té en vez de café.
Me gusta la sutileza y la sencillez de la bolsita de té, con su olor a menta y a miel.
Beber a sorbitos y saborear cada matiz, aglutinando su aroma.
Haces que lo difícil sea fácil; un día plomizo y lluvioso se convierte en el día de los besos húmedos.
Me abrazo a ti, y siento cómo se para el tiempo; a veces te miro y me pregunto qué tecla tocaste para que no cese de sonreír.
Por eso anoche sin querer, pedí té en vez de café.
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